Se pierde la gran oportunidad de una reducción real de residuos

diciembre 18, 2013

El Programa estatal de prevención de residuos es un requerimiento de la Directiva Marco de residuos de 2008.

El pasado viernes se aprobaba en Consejo de Ministros el Programa Estatal de Prevención de Residuos. El texto detallado se ha publicado esta semana en la misma página del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Amigos de la Tierra encuentra insuficiente el documento que no cuenta con objetivos concretos ni vinculantes ni tan siquiera con un presupuesto específico para la aplicación de medidas.

El programa Estatal de Prevención de Residuos se presentaba como la primera normativa en reducción de Residuos y ofrecía una oportunidad real a la hora de atacar la problemática de la gestión de residuos y la consecuente explotación de recursos naturales. Sin embargo, el éxito de la medida se ve comprometido por el documento final.

Amigos de la Tierra celebra aportaciones sustanciales en el programa respecto al borrador inicial y considera la existencia del propio documento como un avance hacia el cumplimiento de la jerarquía en la gestión de residuos impuesta por la normativa europea y la lógica. Sin embargo, la organización reclama un mayor compromiso por parte de la administración, mayor profundización, desarrollo y concreción en las medidas, para dotar de solidez al programa y obtener una reducción real de residuos.

El Programa estatal de prevención de residuos es un requerimiento de la Directiva Marco de residuos de 2008. Dentro de las medidas propuestas se echa en falta un reparto equitativo de responsabilidades entre todos los integrantes de la cadena de gestión de residuos, así como objetivos obligatorios y vinculantes. Aunque la meta de reducción ya es de por sí escasa e insuficiente, tan solo un 10% para el año 2020 respecto al a cantidad generada en 2010, es posible que ni siquiera llegue a cumplirse.

Un primer programa de estas características debe incluir medidas concretas vinculantes, y no voluntarias, con objetivos específicos numéricos para las líneas estratégicas y áreas prioritarias definidas, así como un presupuesto asociado y en origen del mismo en las medidas a poner en marcha. Se ha demostrado que los acuerdos voluntarios han sido completamente insuficientes para la obtención de resultados satisfactorios.

La asociación recalca la necesidad de un reparto de responsabilidades equitativo entre todos los eslabones de generación de residuos: productores, distribuidores, consumidores, gestores de residuos y administraciones. Limitarse únicamente a campañas de sensibilización a la ciudadanía resulta insuficiente. Así, señala casos como la puesta en el mercado de productos sobre-envasados y difícilmente reutilizables o reciclables y la obsolescencia programada y percibida, donde la ciudadanía tiene poco que decidir. Por tanto considera que estas prácticas han de ser penalizadas, al igual que han de aplicarse tasas al vertido, a la incineración y al littering (abandono de basura), medidas acordes con el principio “quien contamina, paga”.

De la misma forma, una recogida selectiva en origen de las distintas fracciones de residuos, así como el fomento del compostaje y el sistema de devolución, depósito y retorno (SDDR), habrían sido medidas básicas a contemplar en el programa.

La materia orgánica supone más del 42% de la bolsa de basura doméstica. “Mediante la separación selectiva en origen de esta fracción y el compostaje sería muy fácil retirar de la cadena de gestión casi la mitad de los residuos y contribuir a alcanzar los objetivos de reducción y reciclado de residuos fijados por la legislación española para el cercano 2020”, ha declarado Diana Osuna, responsable del área de Recursos Naturales y Residuos de Amigos de la Tierra. “Es ilógico e inaceptable que no se incluya como obligatoria la separación selectiva de la materia orgánica y el fomento del compostaje en un programa estatal de prevención de residuos”.

Además de todas las ventajas holgadamente conocidas del compostaje, retirar de vertederos e incineradoras la materia orgánica reduciría considerablemente la huella de carbono de la gestión de residuos, tal y como ha demostrado Amigos de la Tierra con su informe “El Compostaje: receta para reducir la huella de carbono en España”.

Fuente: http://www.tierra.org/


Feliz Navidad ecológica

diciembre 11, 2013

Prevenir el despilfarro de alimentos y energía e intentar reciclar todos los residuos que generemos durante estas fechas nos garantizan unas navidades más sostenibles

En Navidad no solo se consume más sino que se genera un mayor impacto ambiental. Aunque el año pasado el gasto navideño descendió un 4%, cada familia española gastó una media de 680 euros. Un consumo navideño insostenible tiene en general un impacto considerable en nuestro entorno. Durante las fiestas navideñas, se tiran hasta un 40% de los alimentos producidos y se generan dos kilos de basura al día, de los que la mitad son envoltorios y embalajes, según Ecologistas en Acción. Pero está en la mano de todos evitarlo.

Hacer regalos ecológicos

Los regalos y las navidades son un tándem que puede ser también “verde”. Los Reyes Magos, Santa Claus o personajes como el Olentzero vasco pueden traer a los niños juguetes ecológicos: cada vez hay más variedad entre los que se elaboran de forma respetuosa con el medio ambiente. En caso de decidirse por un juguete convencional, conviene elegir uno con valores educativos, sin embalaje excesivo, sin pilas y elaborados con materiales no contaminantes y reciclables. Y siempre hay que recordar que, para un niño, el cariño y la compañía de sus adultos y amigos y el uso de la imaginación se encuentran entre los mejores regalos posibles. En cuanto a los mayores, también pueden regalar una gran variedad de productos ecológicos: alimentos “delicatesen” con certificado verde, bicicletas, colonias y cosméticos ecológicos, electrónica y tecnología ecológica, libros, películas y revistas de contenido medioambiental.

Adornos sí, pero sin destruir el medio ambiente

Los renos de Santa Claus, los camellos de los Reyes Magos, las ovejas o el musgo del belén, el abeto del salón… Todos son típicos símbolos navideños que tienen, además, otro elemento en común: se encuentran en peligro de extinción. En algunos casos, como el acebo y el musgo, su extracción del monte está prohibida, tras los excesos sufridos en las últimas décadas. Puede acarrear multas de hasta 60.000 euros e incluso penas de prisión según el grado de destrucción. La elección de un abeto natural o artificial tiene, en ambos casos, ventajas e inconvenientes ambientales. Por ello, el consejo es hacer un uso responsable. Si se elige uno natural, se recomienda que tenga suficientes raíces y cepellón (tierra adherida); se debe regar y alejarlo de la calefacción para que dure lo suficiente, hasta que se pueda llevar a un punto de recogida donde lo trasplanten. Y si se utiliza uno artificial, conviene que sea de buena calidad para que pueda conservarse durante muchos años. El resto de símbolos navideños también pueden ser más respetuosos con el medio ambiente: adornos reutilizados y tarjetas de felicitación elaboradas con materiales reciclados, luces de bajo consumo y con temporizador, etc.

Evitar los despilfarros

La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que un tercio de la producción alimentaria mundial para consumo humano se pierde o se desecha, es decir, unos 1,3 billones de toneladas. A pesar de esta aparente sobreabundancia, una de cada siete personas en el mundo se va a la cama hambrienta y más de 20.000 niños menores de cinco años mueren de hambre cada día. El desperdicio de comida es además un grave problema ambiental, ya que la producción alimentaria es una de las actividades que más afectan a la pérdida de biodiversidad y a los cambios en el uso del suelo.

El consumo de algunos alimentos causa un grave impacto ambiental en su lugar de origen. Es el caso del langostino tropical, uno de los productos estrella de las Navidades. Diversas organizaciones ecologistas han señalado que el aumento de su consumo puede provocar la destrucción de ecosistemas como el de los manglares (franjas costeras anegadas por las mareas). Este problema ambiental, económico y social se acentúa en las fiestas navideñas. La idea no es privarse de alimentos, sino de consumir de forma sostenible: estudiar la lista de la compra para no llevarse excesivos productos, organizar en casa los alimentos de manera que se consuman todos, conservar en el congelador los productos perecederos, etc.

La energía es otro recurso que no se debe despilfarrar, sobre todo en Navidades: se estima que su consumo se incrementa hasta en un 20% por un mayor uso de la calefacción y la luz. Diversos consejos ayudarán a reducir este gasto y, de paso, su impacto ambiental: utilizar bombillas de bajo consumo, sistemas basados en energías renovables, electrodomésticos eficientes, desplazarse en transporte público o bicicleta, etc.

Consumir productos ecológicos, locales y de temporada

Los productos elaborados de forma local, frescos y de temporada tienen una menor huella ecológica y suelen ser más económicos y sabrosos. Por su parte, los productos con certificación ecológica garantizan que se han elaborado con unos métodos respetuosos con el medio ambiente. Son, por tanto, una opción más que recomendable para consumir en navidades.

Generar menos basura y reciclarlo todo

En Navidad, la producción de basura se dispara: se generan dos kilos al día, de los cuales la mitad son envoltorios y embalajes, según Ecologistas en Acción. Por ello, la práctica ecológica de las tres erres tiene que estar todavía más presente entre los consumidores: hacer un consumo ajustado a nuestras verdaderas necesidades que prescinda de productos con empaquetados excesivos y de “usar y tirar” (reducir); reutilizar los productos y materiales en buen estado que ya no se usan y alargar su vida útil; y reciclar los residuos de manera adecuada.

Y después de las Navidades, también ecológicos

La conciencia ecológica tiene que estar presente también una vez que se hayan acabado las fiestas. La generación de más residuos que en la media del resto del año, los regalos que no han gustado, los alimentos sobrantes de las celebraciones o el abeto navideño tienen solución ambiental con una organización adecuada.

(Fuente: Boletín electrónico sobre Medioambiente de Eroski Consumer).


Las claves para entender los símbolos de reciclaje

noviembre 7, 2013

Identificarlos permite saber más sobre los productos y envases, cómo reciclarlos y concienciarse de la importancia de este hábito

Imagen-reciclaje

No son jeroglíficos ni signos al azar, sino símbolos de reciclaje. Los envases o productos que los llevan nos recuerdan que pueden ser o que han sido reciclados y nos ofrecen información tan diversa, como el tipo de material con que están fabricados o el lugar concreto donde deben depositarse para su conveniente reciclaje. Gracias a ello, los consumidores pueden concienciarse de la importancia de reciclar, un hábito que ayuda a ahorrar energía, materias primas y en el proceso de recogida y eliminación de basuras.

Adivina cada uno de los símbolos que aparecen en los envases a través de esta aplicación:

Fuente: Boletín electrónico sobre Medioambiente de Eroski Consumer.


La EEA (Agencia Europea de Medio Ambiente) advierte de que el aumento de basura de los océanos daña la salud de ecosistemas y humanos

julio 31, 2013

Según la organización europea, la mayor parte de los residuos son plásticos, como bolsas, botellas o de espuma de poliestireno, consecuencia del “dramático” incremento de su consumo y la insuficiente o nula gestión de los residuos. Además, alrededor del 10 por ciento de la basura total de los océanos son redes de pesca desechadas.

Consecuencia de ello, ha indicado que existe una isla de basura que flota en el Pacífico, del tamaño de Europa, y se conoce otra de menor tamaño, de cientos de kilómetros de largo, que nada por el Atlántico Norte. Mientras, también, hay basura dispersa en las zonas costeras que, continuamente, aparecen en las playas y, también, se acumula en el fondo.

Los plásticos del mar son ingeridos por, al menos, el 43% de los cetáceos, todas las especies de tortugas marinas, el 36% de las especies de aves marinas y muchas especies de peces, a nivel global.

En este sentido, la EEA ha indicado que estos ‘microplásticos’ pueden contener sustancias químicas nocivas como los contaminantes orgánicos persistentes (COP) que no sólo envenene a las especies que lo engullen, sino que podrían llegar hasta el ser humano a través de la cadena alimentaria.

Consecuencia del previsible aumento de los problemas derivados de la basura en los océanos, la institución ha señalado que los dirigentes mundiales reconocieron la magnitud del problema, comprometiéndose, en la Cumbre de la Tierra de Río 2012, a “reducir significativamente la basura marina en el año 2025″.

En esta línea, la EEA planteará los desechos marinos en la próxima evaluación del estado del medio marino, que se publicará en otoño de 2014.

(Fuente: Boletín electrónico ecoticias.com)